CORRUPCION, DEMOCRACIA, POLITICA

El periodista Hernán Brienza publicó un artículo en el periódico Tiempo Argentino diciendo que "la corrupción democratiza a la política".
Ya se generó un gran revuelo por esta publicación de un periodista que manifiesta su inclinación kirchnerista (no hay que olvidar que en su momento fue uno de los pocos que entrevistó a la entonces presidenta Cristina Fernández, el otro Jorge Rial).
Señala HB que "la corrupción, aunque se crea lo contrario, democratiza de forma espeluznante a la política".
Reconoce que su expresión es políticamente incorrecta pero brutalmente honesta, y recuerda que "la corrupción está íntimamente ligada al financiamiento de la política. Quien no tiene recursos no puede hacer política, ni acá, ni en Estados Unidos".
Así empieza a dar números, señalando que una campaña presidencial cuesta decenas de millones de dólares, los afiches, los spots televisivos, las entrevistas pagas, los actos, las movilizaciones, todo eso cuesta un dineral. Ir a un programa de gran audiencia para que un periodista haga preguntas condescendientes cuesta entre 150 mil y 250 mil pesos. ¿Quién dispone de ese dineral para ser entrevistado? Y lo peor es que esa operatoria está legitimada por el televidente. Si un ciudadano no ve en la televisión a su candidato, no lo conoce, no lo seduce, por lo tanto no lo vota. Para existir en política es necesario estar en los medios. La televisión lo sabe, por eso cobra derecho por silla calentada por el culo de un político".
Es evidente que las afirmaciones de Brienza ya generan polémica, y ponen sobre el tapete la transparencia, la credibilidad, la honestidad. Y en el caso de los periodistas, nos pone bajo sospecha... por supuesto si lo que dice este kirchnerista confeso es verdad. ¿Habrá cobrado una importante suma por aquel reportaje condescendiente con CFK?
Sigue diciendo HB: "La corrupción, aunque se crea lo contrario, democratiza de forma espeluznante a la política. Sin la corrupción pueden llegar a las funciones públicas aquellos que cuentan de antemano con recursos para hacer sus campañas políticas. No hay que ser ingenuos. Solo son decentes los que pueden darse el lujo de ser decentes...".
Esta sola afirmación, que parece ser reiterativa, es una ofensa a los decentes. ¿Arrojar la decencia a los perros para cambiarla por la ambición de ser candidato? En fin...
Agrega Brienza que "sin el financiamiento espurio solo podrían hacer política los ricos, los poderosos, los mercenarios, los que cuentan con recursos o con donaciones de empresas privadas o ONGs de Estados Unidos. ¿Ustedes se imaginan a Techint pagando la campaña de Héctor Recalde, legendario abogado laboral ligado a la CGT? Imposible. ¿No?¿Ustedes se imaginan a las fundaciones de la CIA bancando las campañas políticas que defiendan los intereses nacionales?¿O creen que solo financiarán a Laura Alonso, Elisa Carrió o la campaña del PRO? Lo peor es que los políticos que ya poseen recursos también son corruptos.
En suma parece ser una nueva definición del "que se vayan todos...", como en el 2001, aunque no se fue ninguno y la corrupción siguió sin desparpajos.
Más adelante el periodista habla de un senador o diputado, y se pregunta que si cuenta con un presupuesto, entre sueldos, asesores, viáticos, de 100 mil a 150 mil pesos por mes, ¿de dónde saca el dinero ese legislador para llegar a ser presidente? Y ahí está la respuesta maldita: "está obligado a financiar irregularmente su campaña".

El PRO Y LA CORRUPCION

Brienza dice que corrupción también es evadir impuestos, girar dólares al exterior, tener cuentas en paraísos fiscales, sean funcionarios públicos o privados "porque un presidente que años anteriores defraudó al fisco, ¿qué concepto de la cosa pública puede tener y qué políticas de defensa del Estado que ahora gobierna puede llevar adelante quien antes lo estafó?".
Sin duda el puñal es para Macri. Brienza nada dijo en su momento de los fondos de Santa Cruz en el exterior o de las cuentas de algunos kirchneristas fuera del país.
Aunque parezca mentira, el periodista reflexiona que no se trata de defender la corrupción en la nota. ¿Entonces qué, justificarla?
El se declara honesto: "Quien escribe esta nota sólo ha recibido dinero a cambio de su trabajo, bueno o malo, equivocado o no. Siento una repulsa moral, heredada de cierto ascetismo cristiano, respecto de la riqueza rápidamente adquirida. Considero con Honore de Balzac que detrás de toda gran fortuna siempre hay un crimen" y mira con desconfianza, incluso, a los apropiadores de la plusvalía. De lo que se trata en este texto es de comprender, no de justificar. De explicar que no es reprimiendo en un show mediático a un par de ladrones que se lucha contra la corrupción, porque ella está adherida como la hiedra al financiamiento de la política".
Brienza seguramente podrá escribir un artículo y ampliar los casos de corrupción que conoció en su función periodística, sobre todo respirando el mismo pensamiento del gobierno anterior, habiendo sido elegido por la presidente para una entrevista... condescendiente, cuando CFK no daba entrevistas a nadie y se manejaba con las cadenas.
Por último en el artículo HB pone a rodar la polémica. "Esta nota es políticamente incorrecta. El autor lo sabe. Pero es brutalmente honesta. Denunciar la corrupción de un solo lado es formar parte de algún entramado de corrupción. No todos somos corruptos. Eso es una mentira justificadora de los verdaderos culpables. Lo que sí es cierto es que el financiamiento de la política está ligadísimo a la oscuridad en el manejo de los recursos. Y que hablar de corrupción como único tema es construir un discurso reaccionario y elitista. Si quieren hablar en serio de corrupción, que se saquen la careta, los políticos, los jueces, los periodistas y los empresarios".
Sin duda, vale aplaudir este último tramo. Honestidad brutal para hablar de corrupción. Aunque lamentable porque parece no imaginar otro camino si se pretende hacer política. Como para que aquel joven honesto y digno decida no incursionar porque el camino lo obligará a transar, según HB. Por supuesto que hay que sacarse la careta, hablar de corrupción, venga de donde venga, ya sea de Hotesur o de los Panamá Papers o las cuentas en Bahamas.
La corrupción es un tema serio, la democracia debe ponerlo en el tapete y no tenerlo miedo a la denuncia. Lógicamente, para eso se necesita una REPUBLICA con mayúscula, con tres poderes -Ejecutivo, Judicial y Legislativo- que funcionen a pleno, algo que en los últimos tiempos fue una gran asignatura pendiente.

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