El kirchnerismo está dispuesto a irse del gobierno, tras doce años, dejando su impronta y tratando de evitar males mayores.
Así últimamente, con la mayoría en su bolsillo, logró la destitución del camarista Cabral, quien iba a votar por la inconstitucionalidad del pacto con Irán.
Hubo una jugada artera, que comentó ayer en el diario La Nación el columnista Joaquín Morales Solá. Uno de los que debía votar, el chaqueño Rozas, está en el exterior (se le había prometido que el tema no se votaría hasta el 2 de julio) y al otro le hicieron una cama, ya que cuando pensaba tomar un avión a las 8 de la mañana, se encontró con que el avión no salía hacia Buenos Aires y los pilotos tenían la orden de arriba de quedarse en el hotel. Kirchnerismo puro.
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