EVA Y VICTORIA

En el recoleto escenario de la sala 2 de Casa de Arte Doña Rosa, con un vestuario simple y sencillo, jugando a la imaginación y despertando los más dispares sentimientos, Eva y Victoria conjugaron anoche un histórico diálogo que sólo estuvo en la creación de la autora, Mónica Ottino.
Porque Eva... Perón y Victoria... Ocampo nunca se encontraron, aunque de un autor puede surgir esa posibilidad, dejando latente en el ambiente la ilusión de que alguna vez cruzaron palabras para defender cada una su idea y por qué no, buscar una línea común que sirva para unir a los argentinos.
Eva, la de los descamisados, los cabecitas negras y los grasitas, salió de la pobreza más profunda de su Los Toldos natal, y llegó a Buenos Aires para escribir una corta pero inmortal historia, nada menos que al lado del presidente de los argentinos Juan Domingo Perón, quien cambió con su doctrina justicialista el porvenir de la patria.
Victoria Ocampo, desde el intelecto y de una mítica pero elitista revista Sur, construyó la Argentina del poder y de la oligarquía, el poder intelectual.
Precisamente el cruce que imagina la autora, entre el poder político y social con el poder literario es el imaginario que se traduce en esta obra puesta en escena en la casa de arte quilmeña.
Brillantes actuaciones de Patricia Santi, como Eva y Sandra Amoroso, en el papel de Victoria, junto a la Pepi, la enfermera, interpretada por Rosita Rotman.
Una clase de teatro para el goce de los espectadores, que anoche como durante todos los sábados y domingos de junio aplaudieron la propuesta.
El teatro independiente sigue marcando rumbos en Quilmes, y ya Casa de Arte Doña Rosa se prepara para lo que viene, por ejemplo los sábados de julio, Diálogos entre un sacerdote y un moribundo, del marques de Sade, con Gastón Asprea, Florencia Occhiuzzo y Eduardo Soto, bajo la dirección de Luciana Olivera Deayuto.

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